Muerte súbita en el deporte
La muerte súbita en el deporte es un problema frecuente y que no podemos pasar por alto.
La práctica de deporte es buena para la salud en general. Reduce numerosas enfermedades como la obesidad, ayuda a controlar la tensión arterial, reduce la muerte por enfermedad coronaria o infarto de miocardio. Además, te hace sentir mejor contigo mismo y alarga mucho más la vida. Dejarlo todo no es la mejor manera de protegernos contra la muerte súbita.
La muerte súbita en el deporte es la defunción imprevista durante el evento deportivo pese a los regulares controles sanitarios previos. Se trata de una parada cardiaca repentina e inesperada que afecta a cualquier persona, que, aparentemente, se encuentra sana y le lleva al fallecimiento. Es causada por una fibrilación ventricular que hace que el corazón no pueda contraerse de forma organizada, y este deja de latir.
La muerte súbita en el deporte es un problema frecuente y que por lo tanto, no podemos pasar por alto puesto que nos afecta a todos por igual. La mayoría de los casos no tienen repercusión mediática, pero cuando se producen en eventos deportivos, alcanzan un impacto social muy elevado. En lo alto de las estadísticas se encuentran el futbol y el ciclismo, ya que son los deportes más practicados. Además, el ciclismo exige un esfuerzo en todos los niveles. ¿Quién no recuerda la muerte de Antonio Puerta (22 años) defensa del Sevilla Fútbol Club, o la de Dani Jarque (26 años) capitán y defensa del Real Club Deportivo Espanyol mientras disputaban partidos de fútbol?
El 90 por ciento de las causas de la muerte súbita se deben a problemas cardiovasculares. Mª Dolores Masiá, coordinadora del grupo de trabajo de Cardiología del Deporte de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) explica que también la muerte depende mucho de la edad de la persona. “En menores de 35 años, las causas suelen ser estructurales, es decir, por cardiopatías o problemas en el corazón con los que se nace (en las válvulas, en lo que mide el corazón o en el origen de las arterias que llevan sangre a este órgano). Sin embargo, en los mayores de 35 años, suelen ser por cardiopatía isquémica, cuando las arterias están obstruidas por un infarto”.
La incidencia real de la muerte súbita en España no se puede decir, puesto que no existe un registro total de los casos. Siempre se hablan de cifras estimadas. “La más aproximada es que en menores de 35 es uno de cada 1000 casos; y en los mayores de 35, uno de cada 18.000”, señala Masiá.
Factores de riesgo
La muerte súbita afecta 10 veces más a los hombres que a las mujeres, y no es porque ellas no hagan deporte, sino porque su participación en eventos deportivos es menor que la de los varones.
Existen otros riesgos para que se dé este caso como es tener la tensión alta, azúcar, colesterol alto o ser una persona sedentaria. “Aunque estemos hablando de muerte súbita en el deporte, la gente se muere muchísimo más en su casa, en el sillón viendo la tele que haciendo ejercicio, lo que pasa es que esta última es más llamativa. Otro factor de riesgo es que si algún familiar ha sufrido una muerte súbita, la incidencia aumenta. Los antecedentes familiares son muy importantes y hay que tenerlos en cuenta”, apunta Masiá.
Asimismo, hay deportes que causan más incidencia que otros porque afectan de forma más directa al aparato cardiovascular. Estos son los de carácter aeróbico como el fútbol, ciclismo, atletismo, pádel o tenis. Pero a pesar de todo, la especialista incide en que “más que el deporte en sí, depende de la persona y con la intensidad con la que se practique este”.
Cómo se puede prevenir
La prevención de la muerte súbita en deportistas a día de hoy todavía es un reto. Prevenir la muerte al cien por cien es imposible, pero se puede ayudar a que no pase. “Lo más imprescindible es que los eventos deportivos estén cardioprotegidos, que tengan desfibriladores y la gente que sepa usarlo. También es importante que haya personas que sepan hacer una reanimación cardiopulmonar (RCP). Al final somos todos un poco responsables de lo que pueda ocurrir, porque hacer la RCP es algo muy sencillo y que puede ayudar a salvar una vida, además de asegurar la calidad de esta. Realmente es muy fácil, deberíamos saber hacerlo toda la población”, afirma la especialista.
Otra forma de prevención es someterse a un reconocimiento médico, pero siempre lo tiene que determinar un especialista y decirte las pruebas que debes hacerte. “Un reconocimiento médico es bastante recomendable, pero la prueba de esfuerzo no siempre es necesaria como todo el mundo cree. Lo importante es un electrocardiograma y ecocardiograma; y luego la prueba de esfuerzo si puedes hacértela y quieres, pues adelante, pero lo imprescindible es lo anterior”, concluye Masiá.
Fuente: Silvia García Herráez – www.cuidateplus.com